Organización postulante: Fundación Empresarios por la Educación
País: Colombia
Municipio: varios departamentos
Localización: Rural
Estado actual: En ejecución
Fecha de inicio: 2011-12-15
Nombre de las organizaciones que participan en la experiencia: Gestores miembros de la alianza: , Fundación Bolivar Davivienda, Fundación Empresarios por la Educación Fundación Telefónica, Fundación Mario Santo Domingo y Fundación Orbis. Otras organizaciones que han participado: Fundación Argos, Fundación Manuelita, Bimbo Colombia, Fundación Berta Martínez, Fundación Caicedo Gonzales, Fundación Promigas, Fraternidad Medellín, Organización Corona, Municipio de Pradera, Gobernación del Atlántico.
¿Por qué nació esta experiencia?
Ola escolar es un proyecto creado en el 2011, con el propósito de apoyar a Instituciones Educativas de contextos vulnerables afectadas por la Ola invernal que sufrió el país desde el 2010. Nace entonces, en el marco de un contexto de emergencia ambiental, pero la reflexión sobre las condiciones de la infraestructura educativa en el país, dieron cuenta de la necesidad de seguir aportando a su mejoramiento y de fortalecer el proyecto a la luz de la construcción de ambientes de aprendizaje y la participación de la comunidad en el mejoramiento de los espacios físicos, la convivencia y el medio ambiente en la escuela.
El proyecto es producto de la apuesta y el trabajo conjunto de seis fundaciones empresariales que sumaron sus esfuerzos al gobierno nacional: Fundación Argos, Fundación Bolívar Davivienda, Fundación Empresarios por la Educación, Fundación Orbis y Fundación Telefónica. Actualmente la alianza sigue vigente con estas fundaciones, exceptuando la Fundación Argos.
¿Qué problema busca (ó) resolver?
Teniendo en cuenta que el proyecto aborda los espacios físicos (infraestructura), convivencia y medio ambiente, se presentan los problemas fundamentales que se busca resolver en cada uno de ellos. El proyecto entiende que el mejoramiento de espacios físicos se interrelaciona directamente con la convivencia y la sostenibilidad ambiental en la escuela, como asuntos que requieren la movilización de la comunidad educativa.
Infraestructura: Estudios realizados por diversos organismos internacionales (BID, 2012a)(BID, 2012b) evidencian que uno de los factores que afectan el rendimiento escolar son los ambientes de aprendizaje. Asimismo, investigaciones como la realizada por la UNESCO con los datos de SERCE, evidencian las grandes brechas en términos de infraestructura educativa y acceso a servicios básicos entre los países y entre las zonas rurales y urbanas, ahondando las diferencias en la inversión para el acceso a una educación de calidad entre las familias de altos y bajos ingresos. En Latinoamérica, por ejemplo, entre otras carencias de infraestructura se destacan:
(…)cerca de 40% de las escuelas de educación básica no tienen biblioteca; 88% no tienen laboratorios de ciencias; 63% no cuentan con espacios de reuniones u oficinas para los docentes; 73% no tienen comedor; 65% no poseen salas de computadores; y 35% no cuentan con ningún espacio para deportes. De otro lado, 21% de las escuelas no tienen acceso al agua potable; 40% no tienen desagüe; 53% no tienen línea telefónica; 32% tienen insuficiencias en el número de baños; y 11% no tiene acceso alguno a electricidad” (BID, 2012b).
Adicionalmente, la construcción de estos espacios se hace muchas veces desde una mirada externa a la escuela, basada en modelos estándar que no involucran el diálogo con los conocimientos, necesidades locales y desconocimiento del contexto. En este horizonte, la UNESCO se ha venido planteando diversas posibilidades, en las que aparecen según los contextos, nuevos elementos dentro de los espacios educativos, como es el caso de la creación de centros agrícolas en varios países de la región.
Muchas otras experiencias de orden regional y local han evidenciado la relación entre calidad educativa y ambientes físicos, y la necesidad de apropiación de estos espacios por parte de las comunidades que los habitan. Una escuela pensada más allá de las áreas básicas, que amplía las posibilidades de aprendizaje de los estudiantes a través de la creación de nuevos espacios para el arte, el esparcimiento y la convivencia, trae consigo un modo distinto de entender las relaciones y la infraestructura escolar y de esta manera se concibe que el aprendizaje no se desarrolla solo en el aula, sino que es necesario configurar nuevos ambientes (zonas de esparcimiento, zonas de recreación...), en los que también transcurre el aprendizaje.
Por otro lado, y a pesar de que en la cotidianidad se evidencia que los ambientes físicos influyen en la calidad de las relaciones que se establecen en la escuela, son pocos los estudios y/o proyectos que tengan una preocupación por esta relación; por lo general se ha dado prioridad a la medición de indicadores que muestran la influencia del espacio físico en resultados de tipo académico. Por lo anterior, y entendiendo la importancia de los ambientes dignos para el aprendizaje, Ola escolar trabaja alrededor de la posibilidad de generar condiciones para que los espacios físicos inviten al aprendizaje y la convivencia, en diálogo con las comunidades y los contextos.
Hoy en el país, la apuesta por la jornada única ha demandado la creación de un plan de infraestructura educativa que en principio pretende cubrir durante los próximos cuatro años, el 60% del déficit actual de infraestructura. De otro lado, los acuerdos de paz pusieron en la agenda pública la brecha existente entre los sectores rural y urbano, en temas de infraestructura, calidad, cobertura y pertinencia. La atención a este sector se plantea como una necesidad fundamental para el país.
Otras cifras que evidencian la necesidad del proyecto son:
• La infraestructura del país tiene entre 40 y 60 años de antigüedad.
• 80% de las sedes rurales no tienen red de gas.
• 70% de las sedes rurales no tienen alcantarillado.
• 36% de las sedes rurales no cumplen con la relación de baterías sanitarias por estudiante.
• 21% de sedes rurales tienen afectaciones por cables de alta tensión.
Finalmente, se plantea como un problema en el tema de infraestructura, la poca articulación de las propuestas arquitectónicas escolares con el contexto, el uso de materiales poco amigables con el medio ambiente, y la idea de escuela cuya construcción favorece más los espacios para la vigilancia y el control, que los espacios para la conversación y la convivencia pacífica.
Esta iniciativa se postuló a la tercera versión del Premio Transformadores 2017.
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