¡Las historias del #FIR2024! 🎥
Gracias a las más de 60 organizaciones de todos los rincones de América Latina por escribir un diálogo tan enriquecedor y variado, lleno de colores, acentos y aromas. ¡Sabemos que este #FIR2024 pasará a la historia!
🌏 Las transformaciones tan vertiginosas exigen cambios constantes para el sector empresarial. Los cimientos de la ética, la sostenibilidad y la construcción de futuros son claves para enfrentar los dilemas que la #IA o el #CambioClimático, por ejemplo, nos están imponiendo.
En un mundo marcado por la acelerada evolución tecnológica y los desafíos ambientales globales, las empresas no solo deben adaptarse para sobrevivir, sino que deben transformarse profundamente para liderar el cambio. La inteligencia artificial (IA) y el cambio climático son dos de los factores más disruptivos que enfrentan los negocios hoy en día, forzando a las organizaciones a reevaluar cómo operan, producen y se relacionan con sus clientes y comunidades. Este ritmo vertiginoso exige que las empresas integren la sostenibilidad como un pilar fundamental, no solo en su modelo de negocio, sino también en su toma de decisiones éticas y en la visión de largo plazo que proyectan. La innovación tecnológica sin una base ética sólida puede llevar a decisiones que comprometen el bienestar social y ambiental, exacerbando problemas en lugar de resolverlos.
Además, la construcción de futuros resilientes requiere que las empresas actúen de manera proactiva frente a los dilemas que plantea tanto la IA como el cambio climático. Los riesgos que surgen de la automatización, la pérdida de empleos y el impacto ambiental son solo algunos de los desafíos a los que las empresas deben hacer frente. Para superarlos, deben ser agentes de cambio, promoviendo prácticas que combinen la ética con la innovación, el desarrollo tecnológico con la justicia social y la sostenibilidad ambiental. Esta transformación no es opcional, sino una exigencia ineludible para asegurar su relevancia y competitividad en un mundo que cambia cada vez más rápido.
🤲 Diálogo, coordinación, escucha y metas comunes. Frente a la incertidumbre, el sector empresarial y la inversión social privada deben fortalecer procesos de alianzas, trazar objetivos compartidos, involucrar cada vez más lo local y generar sinergias con lo público.
La incertidumbre que caracteriza el contexto global actual obliga al sector empresarial y a la inversión social privada a redefinir sus estrategias de colaboración. El diálogo y la escucha activa se vuelven fundamentales para establecer metas comunes y enfrentar desafíos complejos, como la desigualdad social, el cambio climático y las crisis económicas. Las alianzas estratégicas, tanto entre empresas como con actores del sector público, son clave para construir respuestas integrales y sostenibles. Este proceso de construcción conjunta requiere una coordinación constante, que permita compartir recursos, conocimientos y capacidades, y así maximizar el impacto positivo en las comunidades donde operan.
La inclusión de lo local en estas sinergias es esencial para garantizar que las soluciones sean pertinentes y adaptadas a las realidades de cada territorio. Las empresas deben escuchar las necesidades y aspiraciones de las comunidades locales, y trabajar en conjunto con ellas para promover un desarrollo que sea inclusivo y sostenible. A través de estas alianzas, se pueden lograr cambios profundos que no solo beneficien a las empresas, sino también a la sociedad en su conjunto. Esto implica un compromiso firme de todas las partes para trazar un camino compartido hacia un futuro más equitativo, resiliente y sostenible.
💾 Data y tecnología sin perder el corazón de nuestra labor: Construir un mundo más sostenible, que tenga en cuenta el medio ambiente y que genere progreso a todos y todas. Seguir innovando en unir cada vez más los saberes y las técnicas e involucrar a los demás actores del ecosistema social.
En la era de la digitalización, el acceso a la data y las nuevas tecnologías está transformando cómo las empresas toman decisiones y operan. Sin embargo, a pesar de las oportunidades que ofrecen la inteligencia artificial, el análisis de big data y la automatización, es crucial que las empresas no pierdan de vista su propósito fundamental: construir un mundo más sostenible y equitativo. La tecnología debe ser una herramienta para impulsar el progreso social y ambiental, no un fin en sí misma. Las decisiones basadas en datos deben alinearse con principios éticos y sostenibles que consideren tanto el bienestar de las personas como la protección del medio ambiente.
Innovar en la intersección de la tecnología, el conocimiento y la responsabilidad social es clave para lograr un cambio profundo. Esto significa involucrar a todos los actores del ecosistema social: gobiernos, ONGs, comunidades locales y otros sectores. La clave está en crear un diálogo continuo entre estos actores para compartir saberes, técnicas y recursos, y generar soluciones que beneficien a la mayoría. De esta forma, se pueden desarrollar proyectos y políticas que equilibren el crecimiento económico con la sostenibilidad ambiental, asegurando que el progreso tecnológico sea inclusivo y centrado en las personas.
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Andrés Chaur
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